martes, 10 de abril de 2012



Examen de las extremidades

    Las enfermedades de las extremidades pueden ser  peculiares de una de ellas, o solamente expresión de enfermedad general. Su multiplicidad hace que el examen tenga gran importancia. Resulta fácil y rápido de llevar a cabo.   


Dolor Articular Óseo y Muscular


    Debido a la frecuencia de diversas formas de artritis, el dolor articular es una molestia común. El dolor articular se intensifica con el movimiento pasivo o activo. Puede haber o no edema y deformidad de la articulación. El dolor óseo es el síntoma  más  común de enfermedad ósea; suele ser más grave de noche y puede irradiarse a la articulación más cercana. El dolor muscular puede diferenciarse del dolor articular, óseo y neurítico produciendo hipersensibilidad por compresión  del musculo entre el pulgar y el índice del examinador.

Extremidad Superior

Posición
    El paciente debe estar sentado completamente descubiertos hombros y brazos, estos últimos algo pendientes.


Inspección
    Compárese los brazos en busca de asimetría, deformidades, atrofia o hinchazón.

    Obsérvese el color de la piel; indáguese en ambas superficies la presencia de manchas de cualquier tipo y vigílese el estado de la unas. Durante esta parte del examen hay que contar los dedos para que no pase inadvertida la ausencia de uno, una sindactilia o polidactilia congénitas.

    Indíquele al paciente que extienda los dedos y que, con manos abiertas y dedos extendidos, mantenga la extremidad horizontal para poder descubrir el temblor. Un temblor muy fino suele ser manifiesto si se coloca una hojita de papel encima de la mano extendida.

    Compárese el color y la prominencia de las venas de manos y brazos cuando estos están pendientes y cundo estos están elevados.

Palpación

    Obsérvese los pulsos radial, cubital, humeral y axilar. Las arterias radial y cubital pueden palparse inmediatamente por dentro de las apófisis estiloides radia y cubital respectivamente en la superficie ventral de la muñeca.

La prueba de la compresión es excelente para comprobar la permeabilidad y el flujo de sangre por estos vasos. Indíquese al paciente que cierre firmemente el puno para vaciar la sangre de los tejidos superficiales. Al abrir la mano con el brazo ligeramente elevado el color rozado normal vuelve a aparecer en unos pocos segundos. Es recomendable repetir este proceso. La rapidez con la cual se restablece el color normal de la mano es indicio excelente de la circulación por la arteria cubital. Se repite la maniobra ocluyendo la cubital para comprobar el curso de sangre por la arteria radial.


-La arteria humeral se percibe en la parte interna del tercio medio del brazo y en la parte media de espacio antecubital.


-
La arteria axilar se  percibe sobre todo en el vértice de la axila estando el brazo en abducción de 90 grados con la escapula.

    Pálpese las palmas de la manos y obsérvese su temperatura y humedad. Indíquese ahora al paciente que mueva su brazo para desplazar las articulaciones de muñeca, codo y hombro.

    Realizar los reflejos de tríceps, el bíceps y el radial.

    Cabe excluir cualquier trastorno importante de las extremidades superiores si el paciente no se queja de estas ni se observan anomalías de las mismas durante el examen que acabamos de señalar.



Extremidad Inferior

Posición
    Las piernas de examinarse en ambas posiciones, de pie y acostado.


Inspección

    Obsérvese primero la piel; vigílese su color e investíguese la presencia de ulceras o pigmentación. Sepárense los dedos de los pies para observar  los espacios interdigitales en busca de epidermofitosis.

    Tiene gran importancia el color de la piel estando el pie elevado, horizontal y en declive; la palidez de la piel en posición elevada y la sufusión con sangre cuando esta pendiente constituye una de las primeras manifestaciones de arterioesclerosis periférica. Examínese el paciente estando de pie en busca de dilataciones varicosas.

    El edema se descubre por la cavidad que queda después de comprimir fuertemente con la punta del dedo el tejido contra la cara interna de la tibia inmediatamente por encima del tobillo.



Palpación

    Compárese las temperaturas de la piel del pie, parte baja de la pierna y muslo. Búsquese la pulsación de la arteria femoral, poplítea, tibia posterior y pedia. El paciente tiene que estar en decúbito.


    -La arteria femoral se palpa a mitad de camino entre espina iliaca anterosuperior y la sínfisis del pubis inmediatamente por debajo del ligamento inguinal.

    -La arteria poplítea se palpa en el espacio poplíteo, profundamente entre los tendones, algo desplazada hacia afuera; el paciente estará en decúbito prono con la rodilla en flexión de 90 grados. 
    -La arteria tibial posterior se palpa a mitad de camino entre el tendón de Aquiles y el maléolo interno. 

    -La arteria pedia se percibe a mitad de camino entre el tobillo y la base de los dedos. Se halla inmediatamente por fuera del tendón del extensor del deo gordo, que se identifica cuando el paciente hace flexión dorsal de este.

    Indíquese al paciente que mueva la extremidad en todos los sentidos.
    Obsérvese los reflejos plantar, rotuliano y del tendón de Aquiles.

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